Para el príncipe maldito.

Te presentaste ante mí desde muy temprana edad, vaya susto me sacaste, así lo dispuso Dios, así lo he de capitalizar. Ocasionalmente tus blasfemos y molestos susurros me han despertado y robado el sueño por completo. Replico rezando e insistes blasfemando, has buscado interrumpir mi oración tratando verbalice yo tus blasfemias, no lo has logrado, entonces disipas tus susurros en la tranquilidad total que deja tu ausencia.

Aquella tarde en la Catedral te escuché arder en sufrimiento cuando gritabas a través de aquella joven. Sufrías por Letanías Sagradas que Jesús con firmeza expresaba, cuando hablaba por medio de aquel Sacerdote. Así dispuso Dios que yo escuchara, de tal manera que me he dado a la tarea de investigarte y denunciarte.

Sé que me estudias y me acechas, como depredador a su presa. Por mi parte, en mi repudio te estudio, no te acecho, pero diligente estoy para sacarte la vuelta, repeler tu aliento y hacerte faena.

Lo que pienso lo desconoces y te intriga, lo cual me pone en ventaja. Como gran psicólogo y cazador deduces mis pensamientos, después de poner tus trampas y estudiar mis movimientos; también lo sé y me mantiene en ventaja.

He caído y seguro caeré en otra de tus trampas, pero si Dios así lo dispone, (como enseñanza) es para levantarme obteniendo un mayor bien, y porque te conozco, en tu contra adquiero más fuerza, lo cual te enerva.

Nada ocurre sin la voluntad de Dios y su voluntad te tiene sometido. San Agustín comentaba que eres un gran perro encadenado, que acosas, haces ruido, pero que solamente atacas a quienes se acercan a tus dominios. Desgraciadamente son millones los que en su libre albedrío, (por Dios respetado) jactándose de ser ajenos a cualquier manipuleo, soberbios ignorantes, no se dan cuenta que son perfectos peleles tuyos, fieles imitadores de tu rebeldía, embelesados por tus engaños se han acercado y los has devorado.

La ignorancia o tibieza del mundo, sobre tu existencia, facilita tu accionar y, cual careta, oculta tu presencia.

La irresponsabilidad y la carencia parental, margina los valores, nulifica la educación exponiendo a los hijos a la degradación bajo tu manipulación. Degradación que enaltece los excesos, promulga la anarquía, flagela sociedades y que, como círculo vicioso, continúa desmembrando las familias.

Tu tiempo esta contado, pues has trastocado el ungido territorio Guadalupano. Somos su pueblo, su linaje que, aplastando tu cabeza podría erradicarte.

De esta manera quiero dar por sentado mi manifiesto en tu contra y contra tu Principado. Has dicho "Non Serviam", y como perenne postura y respuesta, yo digo "Semper Seviam Pater Meus".

Les comparto un fragmento que me colma en denuedo:

"Hacia el final de los exorcismos,  cuando se trata de los casos más fuertes, los de total posesión diabólica, suelo recitar el himno cristológico de la Epístola a los Filipenses (2, 6-11). Cuando llego a las palabras: «de modo que, al oír el nombre de Jesús, toda rodilla se doble, en el cielo, en la tierra, en el abismo», me arrodillo yo, se arrodillan los presentes y, siempre, también el endemoniado se ve obligado a arrodillarse. Es un momento fuerte y sugestivo. Tengo la impresión de que también las legiones angélicas nos rodean, arrodilladas ante el nombre de Jesús".

Libro: Habla un Exorcista

Página: 13

Autor: Padre Gabriel Amorth